Jun 24 Publicado por Carlos Laria Ochaita en Noticias de Actualidad
En los últimos tiempos se está viviendo lo que pudiera parecer un enfrentamiento entre los oftalmólogos y los ópticos por asumir actividades. La verdad es que en mi opinión nada mas absurdo que este debate. Muchas clínicas oftalmológicas cuentan entre sus filas con ópticos y a la inversa, muchos centros ópticos cuentan con el apoyo de oftalmólogos. Esta situación parece como la de dos hermanos gemelos que siempre están peleando, pero que en el fondo están condenados a entenderse.
Desde mi faceta de oftalmólogo especialista en estrabismos y oftalmología infantil, es un orgullo contar entre mis colaboradores con ópticos experimentados en las tareas de refracción, rehabilitación y terapia visual, contactología, estudios sensoriales, análisis de superficie ocular, etc…
Mi labor se vería entorpecida y seriamente dificultada si tuviese que dedicar el tiempo de las consultas a los ejercicios de rehabilitación o a estudios sensoriales, posiblemente mi tiempo se vería multiplicado por 3 y seguro que como mucho mi calidad asistencial sería la misma que ahora tengo, pero desde luego no mejor, pues reitero que cuento con excelentes optometristas, algunos de ellos doctores, en los cuales delego estas tareas bajo mi supervisión.
Igualmente en otros ámbitos, como puede ser la más que popular cirugía refractiva, los optometristas juegan un papel muy relevante, y están igual de capacitados que un oftalmólogo (es mi criterio) y en ocasiones con muchos más conocimientos para el análisis y los estudios topométricos de la córnea, esenciales para valorar las posibilidades quirúrgicas.
Fácilmente entendemos que sería un fracaso realizar una intervención de cirugía refractiva sin un buen cirujano oftalmólogo, pero también lo sería si no tiene el apoyo de un buen optometrista encargado de realizar los análisis previos y posteriores a la intervención, desde el punto de vista óptico para conseguir la mejor calidad visual posible libre de aberraciones ópticas.
Ni que decir tiene en el ámbito de la contactología o de cualquier tema relacionado con la elección de los cristales de las gafas, pues han dedicado muchos años a asignaturas que los oftalmólogos no hemos asumido y muchas de ellas ni conocemos.
De igual forma es evidente que tampoco podemos pedir a un optometristas que asuma responsabilidades clínicas médicas, pues existen numerosos temas que desconocen a la hora de la clínica del cuerpo humano, dado que no se han preparado en igual medida que un médico para ello.
Evidentemente siempre puede haber excepciones que requieren su respeto, pero desde luego, creo que los oftalmólogos y los ópticos están obligados a entenderse, respetarse y desde luego complementarse. Para mí es un orgullo recibir lecciones de adaptación de lentes de contacto, o de distintos tipos de ejercicios de terapias o de ayudas de baja visión, o incluso de topografía (dado que no me dedico a la cirugía refractiva), de doctores en óptica con muchos mas conocimientos que yo en esos temas y que por eso forman parte de mi equipo, para poder dar una asistencia integral a los pacientes.
Creo que en España lo que sobran son «maestros con sombrero» a los que no se puede ni toser y lo que hace falta es gente con la suficiente humildad para tener un objetivo claro, como es el prestar la mejor asistencia a los pacientes, y para ello deben buscarse los profesionales expertos en cada terreno que complementen estas actividades.
En OFTALMAR del Hospital Internacional MEDIMAR de ALICANTE, contamos con los Dres. en óptica D. David Piñero (editor asociado de Journal of Optometry) y D. Rafael Cambrodí, así como la gran experiencia de D. Pedro Ruiz en las labores clínicas asistenciales de optometría.
Es para mí un orgullo contar con el apoyo de este magnífico equipo de optometristas, de los cuales no me importa decir que aprendo día a día, así como ellos aprenden día a día de mí. Creo que la labor conjunta de ópticos y oftalmólogos es en beneficio de nuestros pacientes que al final es lo único que importa. Los ópticos no son infalibles, pero los médicos tampoco, y hay un dicho popular que dice que «4 ojos ven más que 2», por lo que en temas donde ambas profesiones convergen, la suma de ambos va a conducir a una mejor calidad asistencial, tan importante en las difíciles épocas que estamos viviendo.
La humildad del profesional está en rodearse de un gran equipo que complemente sus actividades, pues no conozco ningún gran profesional sin un gran equipo a su lado.
Reitero que es para mí un privilegio poder contar dentro de la Unidad de Estrabismos y Oftalmología pediátrica con optometristas con tan elevado nivel de conocimientos y animo a todos los optometristas noveles o veteranos, a que intenten crear estos mismos vínculos de trabajo con los centros oftalmológicos, pues eso redundará en una mejora de la asistencia.
Lo importante no es quien se pone el sombreo, sino el resultado de nuestras acciones, que en el fondo la sufren nuestros pacientes, por lo que en mi labor diaria como oftalmólogo pediátrico y estrabólogo, considero esencial una colaboración e integración perfecta óptico-oftalmólogo, dos hermanos gemelos que deben entenderse y apoyarse mutuamente.
Publicado en Edición Impresa (Diario INFORMACIÓN, Sábado 23 de Junio de 2012)